Rojo, el color de la mística - Libertadores 1975


Era el año 1975. Independiente era ya cinco veces campeón de América y una vez campeón Intercontinental. En ese momento era tricampeón de América al hilo (...) pero tras dos partidos de semifinales el sueño (de ser el tetracampeón de America) se esfumaba, o casi, pues estaba virtualmente eliminado.

Sólo un milagro podía hacer clasificar a Independiente.

En esta ocasión estamos en el año 1975. Independiente era ya cinco veces campeón de América y una vez campeón Intercontinental. En ese momento era tricampeón de América al hilo, pues con un equipo inolvidable liderado por Bochini y Bertoni había ganado en las ediciones de 1972, 73 y 74. Aunque sería injusto decir que sólo ellos eran el equipo, pues ninguno estaba en el primer equipo en el 72, y el primer título de ambos sería el del 73. Con las tres Copas seguidas, igualaban el récord del Estudiantes de Zubeldía, que también consiguió tres seguidas unos años antes: 1968, 69 y 70. Se quedó a un paso del tetracampeonato, pues llegó a la final del 71, pero perdió ante Nacional. Y superarlo y ser el primer tetracampeón de América era el sueño de la gente de Independiente, pero tras dos partidos de semifinales el sueño se esfumaba, o casi, pues estaba virtualmente eliminado: eximido de fase previa por ser el campeón, en semifinales le tocó, en un grupo de tres, Cruzeiro de Brasil y Rosario Central, argentino también. Y estaba virtualmente eliminado porque perdió 2-0 con ambos. Como Cruzeiro le ganó también 2-0 a Central, la clasificación estaba (a 2 puntos por victoria) así; Cruzeiro 4 puintos, Central 2 e Independiente 1. Sólo se clasificaba el primero a la final. Así que sólo un milagro podía hacer clasificar a Independiente.

El siguiente partido de la liguilla lo jugó Independiente con Central, en la Doble Visera, y se abrió un
pequeño rayo de esperanza, pues se igualó el marcador de la ida, 2-0. El siguiente partido era en el Gigante de Arroyito, si Cruzeiro ganaba o empataba, era finalista. El Canalla buscaba ganar, y que hubiera una diferencia de más de dos goles para darle la vuelta y colocarse primero, y si ganaba por dos, dependería de lo que ocurriera en el último partido. Ganó Rosario 3-1, dejándole una pequeña esperanza a Independiente. Ganar 3-0 o más. Los goles fuera de casa del duelo directo valían doble, por lo que si Cruzeiro metía 1, Independiente tenía que meter cinco, y si metía dos, los diablos debían meter nada más y nada menos que ocho goles.

Aquel Cruzeiro era un equipo maravilloso, con jugadores como Raúl, Nelinho, Wilson Piazza, Dirceu López, Roberto, Batata, Palhinha, Joaozinho, que al año siguiente le ganaría la Copa a River, y dos después, perdería la Copa con Boca en los penales del partido de desempate.

La Doble Visera se llena a reventar para intentar el milagro. Pero Cruzeiro, demuestra que no ha venido de paseo y al minuto de juego Nelinho estrella un tiro en el travesaño y hace correr el miedo por todo el estadio. Pero Independiente se hace con el partido y arrolla y acorrala a los brasileños. A los 34 del primer tiempo hay un penal a favor del Rojo, cometido sobre Comisso al ser agarrado por dos brasileños. Lo tira Pavoni, lateral izquierdo, y  lo cambia por gol.  Queda todo el partido por delante y hacen falta dos goles.

Gol Olímpico de Bertoni
A los 21:30 del segundo tiempo, Bertoni saca un córner, que se cierra y se cierra, el arquero no llega a tapar y el balón se mete en la red, gol olímpico de Daniel Bertoni para que la Doble Visera explote, el Rojo está a un sólo gol del milagro.

A los 30 minutos Independiente, por medio de Pavoni, bota un nuevo saque de esquina. Todo Cruzeiro en su área, todo Independiente salvo el arquero y un defensor también. Va a sacar Pavoni, como digo, entran varios hombres a rematar, pero sólo llega Ruiz Moreno, el delantero, que cabecea a la red para que la Doble Visera se venga abajo, los diablos ha vuelto ha obrar un milagro, están por cuarto año consecutivo en la final de la Libertadores, tras estar prácticamente eliminados, la mística copera de Independiente ha podido con todo.

En la final le ganaría a Unión Española de Chile, en el partido de desempate, por 2-0, para cerrar el tetracampeonato y superar a Estudiantes, marca no superada aún.

Éste partido inspiró, mezclado por la memoria infantil con una final de Libertadores, el cuento de Eduardo Sacheri "Independiente, mi viejo y yo", según me confirmó el propio escritor vía twitter, al que le reitero desde aquí mi agradecimiento, y que según me dijo nunca ha querido confirmar los partidos que conformaban el recuerdo: si era este partido el de la remontada (aunque en ésto creo no hay otra posibilidad) y luego qué final era (aquí podría ser cualquiera de las cuatro seguidas, aunque cree que es la del 73). Y dijo, que nunca había querido verificarlo para que nunca dejara de ser éso, un recuerdo de la niñez.



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